El Dragón de Prometeo: El Mito del Peso del Alma

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viernes, 5 de enero de 2018

El Mito del Peso del Alma


¡El alma existe y pesa 21 gramos!






Imagen relacionadaSeguramente lo han escuchado alguna vez. Bien, hoy en Soy Ateo y Qué, vamos a hablar sobre de ello. Dicen que todos perdemos 21 gramos en el momento exacto de nuestra muerte.

La historia viene de un estudio “científico” realizado por el Doctor en Medicina Duncan MacDougall, de Haverhill, Massachussets, en el año de 1901, y cuyos resultados publicó en marzo de 1907 en  el Journal of the American Society for Psychical Research y el Journal American Mediciney para el público en general en el New York Times. Partió de la idea de que si las funciones psíquicas continúan existiendo como una personalidad o individualidad separada después de la muerte del cuerpo y el cerebro, entonces tal individualidad sólo puede existir como un cuerpo ocupante de espacio.

Y como tal, debería tener una cierta masa, que al desprenderse del cuerpo, pueda notarse una diferencia de peso en el cuerpo. Para su estudio utilizó solamernte a seis pacientes terminales: cuatro eran tuberculosos, uno tenía un coma diabético, y del sexto –curiosamente- no da datos. Los pacientes fueron colocados en camillas que estaban sobre balanzas de comparación, las que hay que poner lo que uno quiere pesar de un lado, y del otro "pesitas" que se sabe cuánto pesan.

Durante el período de tiempo que pasó hasta la muerte de cada uno, el doctor fue ajustando la cantidad de "pesitas". Hay que tener en cuenta que del cuerpo se evapora agua mediante la transpiración y la respiración, que los pacientes tal vez orinaron o defecaron, que bebieron o se alimentaron, y que hasta el más mínimo movimiento de los mismos modifica el equilibrio de la balanza.   

Los resultados fueron los siguientes para cada uno de los moribundos:  

1. "De repente, y coincidiendo con el momento de la muerte, el peso disminuyó en 3 cuartos de onza (21,3 gramos)."

2. "El peso perdido resultó ser media onza, luego un rato mi colega determinó que el corazón se había detenido. Me fijé de nuevo y la pérdida era de una onza y media y 50 granos (45,8 gramos)"

3. "Mi tercer caso mostró una pérdida de media onza, coincidente con la muerte, y una pérdida de otra onza algunos minutos después (un total de 42,65 gramos)" (evidentemente este paciente tenía dos personalidades cuyas almas se fueron en momentos diferentes)   

4. "En el cuarto caso, desgraciadamente las escalas no fueron bien ajustadas, y hubo interferencia por parte de personas que se oponían a nuestro trabajo... Lamento que esta prueba no haya dado resultados."

5. "En el quinto caso la aguja de la balanza se inclinó mostrando una pérdida de tres octavos de onza (10,6 gramos), pero luego volvió a su posición inicial, donde se mantuvo 15 minutos a pesar de quitar las pesitas " (en este caso, podemos apreciar que el alma se resistía a irse del tuberculoso cuerpo)
6. "Mi sexto paciente murió justo cinco minutos después de colocarlo sobre la balanza, mientras estaba ajustando la aguja medidora, así que no sirve el dato."

MacDougall también realizó un experimento control, envenenado a 15 perros (el muy desgraciado) y pesándolos en el momento de su muerte, del cual obtuvo resultados negativos (los perros no tienen alma) Al menos declaró que le daba lástima no haber podido conseguir perros moribundos.
Si bien se "registró" una pérdida de peso en algunos pacientes, no tiene sentido ni siquiera buscar una explicación, ya que el experimento está lleno de fallas por donde se lo mire:   


Resultado de imagen para peso del alma


1. No se describen con precisión los métodos de medición utilizados.

2. La muestra es DEMASIADO pequeña, sólo se obtuvieron datos de 4 de los 6 pacientes, lo cual equivaldría a afirmar que todas las personas del mundo miden entre 1.60 y 1.70 porque esa es la estatura de los que tenemos a la mano para estudiarlos.

3. No se utiliza un criterio claro para definir el momento de la muerte, al paciente número 2, se le auscultó (oyó) el corazón luego de un rato de la pérdida de peso de la balanza. También se observa cierta flexibilidad respecto a que acepta como positivo un resultado en donde la pérdida de peso es instantánea y otro donde se produce luego de quince minutos.

4. No se puede confiar ni siquiera en cómo se realizaron las mediciones, ya que en una parte del artículo MacDougall afirma que las balanzas tienen una precisión de dos décimas de onza (5,68 gramos) y luego afirma en un caso haber obtenido una precisión de 50 granos (3,2 gramos) lo cual es parecido a medir algo con una regla cuya marca más pequeña son los milímetros, y afirmar que algo mide 3 centímetros con 4,7 milímetros.

Algunos dicen que ese peso pudiera ser debido a que cuándo la persona muere exhala todo el aire contenido en su cuerpo, mientras que otros dicen que es porque al morir los esfínteres se relajan. Pero esto es fácilmente descartado, ya que los gases no pesan tanto.

Los resultados de MacDougall  nunca han sido reproducidos, y son generalmente considerados ya sea como sin sentido o sin ningún mérito científico verdadero. Sin embargo, el mito según la cual el alma humana pesa 21 gramos se ha convertido en una “leyenda urbana” en la conciencia pública.

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