¿Existe un límite para la Libertad de Expresión?
El filósofo Karl Popper planteó que si una sociedad es ilimitadamente tolerante, su capacidad de ser tolerante finalmente será reducida o destruida por los intolerantes. Popper concluyó que, aunque parece paradójico, para mantener una sociedad tolerante, la sociedad tiene que ser intolerante con la intolerancia.
Por supuesto Popper planteó esto en el marco de la Segunda Guerra Mundial, después de que las fuerzas del Eje mataran a millones de personas en nombre de una supuesta superioridad racial.
En primera instancia puede parecer razonable, y algunos lo han tomado como bandera en contra de los discursos de odio como el racismo, el machismo o la homofobia; pero estamos llegando a un punto muy peligroso en el que la muchedumbre digital organiza linchamientos contra quienes expresan cualquier comentario discriminatorio o políticamente incorrecto, que aunque puede parecer justificado, son un arma de doble filo.
Cabe aclarar que jamás defendería los discursos de odio o a quienes los generan, me considero un progresista liberal, y estoy en contra de todo tipo de discriminación, pero precisamente mi lado liberal es el que me hace saltar las alarmas ante estos linchamientos digitales, que lamentablemente se están trasladando a la vida personal y laboral de algunas personas.
El derecho a la Libertad de Expresión es, al menos para mí, el primer derecho humano, y origen de otros derechos humanos también. Y nos guste o no, esto aplica para todos, incluso para los intolerantes y discriminadores.
Hay un malentendido muy extendido entre estos últimos, que creen que la libertad de expresión significa que nadie les puede replicar lo que digan por muy intolerante o tonto que sea, pero la libertad de expresión también incluye el derecho de réplica y la responsabilidad ante lo que dices.
Históricamente los llamados 'conservadores' (la derecha política) fueron quienes buscaron censurar, callar, desaparecer todo discurso contrario a los dogmas y costumbres; líderes religiosos, políticos y gobiernos persiguiendo a 'brujas', científicos, filósofos, homosexuales, comunistas, librepensadores, ateos, o cualquiera que expresara una crítica hacia sus ideas rancias.
Aunque ya no tienen tanto poder como antes, todavía lo hacen, o lo intentan; hace poco al comediante de stand up Carlos Ballarta le cancelaron un show en la ciudad de Querétaro, México, por llevar el título 'Dios está Muerto'; y en otros estados del país, algunos legisladores de derecha están impulsando el 'Pin Parental', con el fin de que los padres de familia puedan oponerse a que sus hijos reciban educación sexual ¡EN PLENO SIGLO XXI!
Paradójicamente, algunos hoy se han convertido en la nueva Inquisición en nombre el progresismo o en contra de la discriminación, pero cayendo en el mismo agujero. Algo que algunos han catalogado como la 'tiranía de lo políticamente correcto' o el 'puritanismo de izquierda', y aunque puedan ser minoría, llegan a ser muy escandalosos. Yo mismo me considero ideológicamente de izquierda, y precisamente por eso lo critico, se supone que la izquierda estaba ligada al librepensamiento, a lo liberal, ahora parecen Torquemada queriendo quemar en la hoguera a cualquier que diga una idiotez en redes sociales.
Nos guste o no, todos tenemos derecho a decir idioteces. Ante las ideas radicales o idiotas, el camino es confrontarlo con argumentos, ideas vs ideas, discurso contra discurso. Pretender que las personas con discursos intolerantes sean borradas de la faz del internet o cualquier medio de comunicación, incluso provocar que pierdan su empleo y sean acosados personalmente (lo cuál es un delito), estamos cayendo en el mismo extremismo inquisidor que los fanáticos religiosos de siglos pasados, guardando las proporciones.
Pretender censurar todo discurso que no nos guste o consideremos discriminatorio es un arma muy peligrosa, porque tarde o temprano nos tocará estar del otro lado ante la acusación de alguien que se crea más progresista o liberal que nosotros, y este tipo de linchamientos te puede destruir la vida, y los 'amos de la nueva moral' terminarán comiéndose unos a otros.
Y hay otro aspecto peligroso, esta intolerancia 'progresista', sólo le da más armas a los conservadores para ganar adeptos, victimizándose por que son censurados por los 'progres', la malvada izquierda y los 'tiranos políticamente correctos'.
Dicen que el que no conoce la historia está destinado a repetirla, y así llegaron algunos dictadores al poder, eligiendo un 'culpable' de todos los malos sociales, dando origen a Estados fascistas. Hoy mismo vemos a un Trump, un Bolsonaro o un Putin, que usan discursos claramente religiosos, anti-liberales, anti-progresistas, y tienen muchos adeptos, o personajes indeseables como Ben Shapiro y Agustín Laje son cada vez más populares con sus discursos conservadores machistas y homofóbicos disfrazados de libertad de pensar diferente.